El origen de las rosas

Las rosas tienen múltiples aplicaciones no solo como elemento ornamental. Productos como el aceite de rosa mosqueta son muy apreciados en el ámbito de la cosmética (que también incluye los perfumes) y, además, es protagonista en platos salidos de la cocina vanguardista de reputados chefs españoles e internacionales.

Un flor tan versátil no puede haber sido descubierta hace dos días. De hecho, sus usos se remontan a muchos siglos atrás.

El origen de las rosas

El cultivo de la rosa es uno de los más antiguos que se recuerden. Nuestros ancestros ya hicieron híbridos con especies europeas y asiáticas. De la antigua Grecia data la primera imagen de una rosa, en la isla de Cnossos. La de Rhodas, por su parte, recibe tal nombre por el cultivo de rosas, y se sabe que la isla acoge asentamientos desde al menos el año 4.000 a.C., fecha en la que ya nos consta se usaban monedas.

Así pues, entre griegos, romanos, egipcios, babilonios o sirios queda repartido el origen de las rosas, siempre considerada como un símbolo de belleza. En Asia, consta actividad en torno a la rosa de jardineros chinos desde, al menos, el 3000 a.C.

La afición por su cultivo continuó en la Edad Media, aunque ya circunscrito a la vida monocal.

Las rosas en épocas modernas

La rosa comenzaría una nueva era en sus aplicaciones, más allá de lo ornamental, cuando el francés Guillot creó un híbrido de rosa y té, que dio como resultado una flor con un olor intenso y una floración más larga. Su tamaño también era distinto, por lo que podemos hablar de un nuevo origen de la rosa.

La flor ha estado además muy presente en la cultura popular. Ha protagonizado versos, cuadros o canciones a lo largo de la historia.

Floristería Encaroma

El origen de las rosas